viernes, 16 de julio de 2010

Se ha escrito un crimen en Valentino




Tras el último desfile de alta costura de Valentino, me he reafirmado para escribir ésta entrada que ya tenía en mente desde hace mucho, mucho tiempo.

Es realmente crudo el caso de Valentino.
Aquella firma famosa por sus vestidos de seda color bermellón, ha sido sepultada por el paso del tiempo, erosionada por un vaivén de muy mal gusto.
Mientras el laureado Valentino cosechó durante décadas un imperio de femineidad conservadora y elegancia intacta, sus sucesores se han dedicado a tirar por la borda un concepto de buena costura de tantos años de gestación.
La isla de Capri, los grandes banquetes, y el Hollywood elegante de los años cuarenta, han sido algunas de las claves del universo del italianísimo, que hacía lo que vivía: utopía, belleza y tradición.

De eso bebía el archivo de Valentino y de ahí debía sacarse cada puntada y cada boceto.

Más aún con la conmoción que causó su retirada, manteniendo en lo más alto su trabajo.

Con dos fallidas experiencias, difícilmente se puede recular ahora; primero con la deficiente Alessandra Facchinetti y luego con dos sucesores, incapaces de hacer algo mínimamente satisfactorio con los quilos y quilos de organza que malgastaron en el último desfile.

Un reflejo del desbaratamiento de éste legado, se encuentra también en las campañas. Antes eran las modelos más bellas y con mejor porte las que posaban para las campañas de Valentino: Christy Turlington, Yasmeen Ghauri o Hilary Rhoda.
Ahora las campañas no tienen belleza en absoluto, no transmiten la sensación de arrolladora vitalidad de antes, y son tristes modelos de poca monta las que sellan cada temporada en las fotografías la clara deriva artística que está acabando con la última firma de clásica costura europea que queda(ba).

Lo de la deriva artística es otra cosa que me perturba en éste nuevo “Valentino”, y con creces. Ellos dicen que están creando un nuevo Valentino, joven, pero debutaron con una vulgar imitación del clásico Valentino. El resto de desfiles se hicieron base de intervalos de supuesta modernidad, chabacanería…
Los atemporales vestidos de noche, los trajes impecables,...
Todo eso se ha terminado porque dos personas han decidido romper con ese concepto, y crear, según ellos, un Valentino renovado y moderno, “juvenil” (un adjetivo fastidioso, porque no hay nada más juvenil que lo que nunca caduca).

Así que ahora, poco más podemos hacer que mirar y denunciar. "Denunciar".
¿Qué le espera ahora a esa firma? ¿Estarán las ventas a la altura?

¿Tendrá Valentino denegados todos sus derechos sobre la firma y por eso ahora no mete mano?







Pero quizá la pregunta más importante, y que daría lugar a otra entrada es:
¿Sería mejor echarle el candado a Valentino?

Una pregunta que se ha asociado cientos de veces a decenas de firmas que, físicamente o artísticamente, han muerto con sus fundadores.

Y es que para suplantar una identidad (que es lo que han hecho) hace falta, mucho, mucho talento.

Llevo un tiempo – desde bastante antes de abrir el blog – pensando en analizar la situación de la firma Valentino.
Y ya he visto que se me han adelantado en mencionar la estrepitosa caída de éste particular imperio romano de la moda, al menos en lo que a saber hacer se refiere.
Especialmente la locura que ha desatado el último desfile de alta costura. Prefiero no mencionarme sobre eso.

Todos escuchamos las declaraciones contundentes y poco piadosas de Valentino sobre el trabajo de Alexandra Facchinetti (que yo también detesté), y sin embargo ahora que la firma es todo un alegato al mal gusto, la mala costura y la pérdida de identidad... esperamos un contraataque del emperador... y nada.

¿A qué se debe?
Pienso que sencillamente se debe a algún tipo de protocolo empresarial, quizá Valentino no esté autorizado a hablar dado la mala prensa que generó la última vez, o más bien prefiera no hacerlo puesto que los dos “genios” que diseñan ahora para su firma ya trabajaban antes con él en los complementos (lo peor de las antiguas colecciones).

Y no creáis eh, que hay a quién le gusta el nuevo rumbo de la firma por ser más "joven" (!), y no son pocos.

4 comentarios:

B. dijo...

Muy interesante tu entrada. Y estoy de acuerdo con lo que expones, hay ciertas ocasiones-casi todas diria yo- en la que el ideal sería que con su dueño terminase la marca. Se necesita mucho talento, mucho estudio y mucho amor hacia el lugar donde diseñas, para que alguien nuevo, logre captar la esencia y seguirla, que no es lo mismo que repetirla.
Quiero creer que Valentino ha callado sólo por frustación y decepción de ver como SU marca, como toda una vida de su maravilloso trabajo, esta siendo destartalado por gente que no sabe lo que hace; y no por aquella ética, que aunque a veces debe existir, este no sería el caso. Ya que sí yo estuviese en su lugar, se me rompería el corazón de ver esta situación solamente.
Llegue a tu blog de casualidad, leí un comentario que dejaste en otro y pase a ojear. Me ha gustado lo que leí, así que mis felicitaciones.
Te dejo el mío por si quieres pasarte. Saludos, Liesl.

http://wardrobeschic.blogspot.com/

M. dijo...

Sí, el amor es eséncial en éste caso, la admiración sobretodo para seguir la estela de alguien.

Gracias, y ahora me paso por allí ;)

Lee Van Cleef dijo...

Ya,todos los que digan que ahora Valentino es guay por ser más "joven" son los que consideran que Abbey Lee es la mejor modelo de los últimos años....
Lo de Valentino es muy deprimente, sobre todo porque es el gran indicador de que la Alta Costura está agonizando. Hay que tener poca vergüenza para presentar esos vestidos que parecían del Bershka ( hay uno negro corto, con la falda en volante que es lo peor que he visto en mi vida) bajo la firma de VALENTINO.

M. dijo...

Lee, da vergüenza ajena, es que por eso digo que no pienso ni hablar de ese desfile porque es nauseabundo.

En cuestión de enchufes no, pero en cuestión de talento cualquiera puede hacer una colección de alta costura para una de las firmas más importantes de la historia, visto lo visto.